¿Asesinato atómico en México?

 Les traigo una historia perrona. Inédita hasta ahora, aquí lo leyeron primero. Es sobre el primer juicio por el asesinato de una persona usando un veneno radioactivo.




Con el envenenamiento por sustancias radioactivas se presentan diarreas, fatiga, vómitos, quemaduras de la piel, y si la dosis fue muy alta se produce la muerte por falla orgánica múltiple. Se dice que la muerte es espantosa y dolorosa. Recientemente una serie trató el accidente de la planta nuclear de Chernóbil, atrajo bastante la atención sobre este tema al retratar de manera dramática lo mal que lo pasaron quienes estuvieron expuestos a altas dosis de radiación en el lamentable accidente. Aunque los especialistas señalan que la caracterización de los personajes expuestos a altas dosis de radiación estuvo algo exagerada, el tema se hizo de interés público. También, hace poco se conmemoró el aniversario luctuoso de Marie Curie, científica que ganó dos veces el premio Nobel, y que murió a causa de la exposición a elementos radioactivos durante sus investigaciones.



Se recuerdan otros casos de envenenamientos radiactivos. Tal es el caso de las trabajadoras de Radium Luminous Material Corporation que fueron expuestas a pintura radiactiva en la manufactura de relojes con manecillas brillantes que pudieran ser consultados en la oscuridad. En México es conocido el caso del cobalto 60 en Ciudad Juárez. En 1977 un equipo de radioterapia fue desmantelado sin las medidas adecuadas y fue vendido como chatarra, incluyendo la fuente radioactiva de cobalto 60. Se trata de uno de los accidentes radiactivos más grandes del mundo y sus consecuencias son difíciles de calcular. En Leyendas Legendarias tocan este tema de manera bien documentada y en un formato de humor sobre los sinsentidos que permitieron dicha situación.

Sin embargo, además del accidente del cobalto 60 hay un caso notable sobre envenenamientos radiactivo en México. Así que le comparto lo que he indagado hasta el momento sobre el primer juicio por homicidio usando una sustancia radiactiva, sucedió en México. El 14 de febrero de 1951 moría en la Ciudad de México el hacendado tampiqueño Alfonso Tessada. Al momento de la muerte tenía 67 años y hubiera parecido una muerte común si no es por las circunstancias que se dieron después de su muerte.
Al despuntar el año de 1954 en los diarios empezaron a aparecer expresiones del tipo ‘PRIMER CRIMEN ATÓMICO QUE SE COMETE EN EL MUNDO’ (El informador), ‘Envenenó a su marido con sustancias radiactivas’ (ABC), ¿‘First Murder Victim of Radiactive Uranim?’ (Sunday Times); aunque ahora parece que el caso se ha olvidado, en su tiempo fue objeto de atención de la opinión pública.
Después de la muerte de la muerte Alfonso Tessada, Isabel Tessada, hija de su primer matrimonio, tuvo dudas sobre las circunstancias de dicha muerte. Según el parecer de Isabel, había circunstancias extrañas en la muerte de su padre, una de ellas que su papá gozaba de relativa buena salud cuando murió. También le pareció sospechoso que la esposa de su padre, Lucinda Alvarado lo hubiera internado en un hospital de la Ciudad de México para abandonarlo al poco y regresar a Tampico, cuando se esperaba que se hubiera quedado a su lado durante su enfermedad. El acta de defunción también sembró dudas, en ella los médicos certificaron la muerte a causa de una hepatitis de origen desconocido, con presencia de anemia e hiperglucemia. Por otro lado, para aumentar sospechas, los embalsamadores refirieron a Isabel que fue difícil inyectar formaldehído al cadáver de su padre ya que las venas mostraban un extraño endurecimiento, y plantaron la duda de que quizá había sido envenenado con arsénico.



Con estas dudas en la mente, Isabel ordenó la exhumación de su padre para pedir una segunda opinión sobre las causas del deceso. Se incluyó un completo análisis químico que al parecer reveló la presencia de nitrato de uranio en el cuerpo de su padre. Otro grupo de químicos no estaba seguro de que la sustancia radioactiva se tratara de nitrato de uranio, pero mencionaron que podría tratarse de algún otro derivado del uranio. En su momento el físico Manuel Sandoval Vallarta fue consultado sobre el caso, comentó que él no estaba entrenado como toxicólogo ni participaba en el caso; sin embargo, le parecía enteramente probable que se pudiera envenenar a alguien con nitrato de uranio. Y con estos antecedentes inició el primer juicio de este tipo en México y quizá en el mundo.

La gloria sea nuestra.

Y así comenzó el proceso contra Lucinda Alvarado por el delito de envenenar a su esposo con una sustancia radiactiva con el presunto móvil del crimen de quedarse con la cuantiosa herencia que dejaría el finado. Fue detenida en Tampico, e ingresada en el Penal de Andonegui, aunque al poco recobró la libertad mediante un amparo. Sin embargo, el caso se trasladó a Ciudad de México de forma que el Juez Décimo Quinto Penal giró una orden de aprehensión. La orden de aprehensión girada por el Juez Martínez Rojas estuvo basada en un dictamen pericial rendido por el Dr. Rafael Martínez, jefe del Departamento de Farmacología del Instituto Nacional de Cardiología y catedrático de la UNAM. Ese informe coincidía con las pruebas aportadas por Isabel Tessada y asentaba que las sustancias radioactivas encontradas en las vísceras de Alfonso Tessada fueron suficientes para provocar la muerte. El juicio mantuvo al respetable público atento y dividió opiniones en favor y en contra de la acusada. Había pruebas aportadas la hija del difunto que tenían el aval de químicos. Por otro lado, había preguntas bastante pertinentes ¿Dónde se había conseguido la sustancia radiactiva?
Se calculaba que el valor de la dosis usada era de diez mil a doce mil dólares. Bajo ese escenario Lucinda era bastante solvente como para necesitar matar a su esposo por una herencia. Incluso se planteó que el envenenamiento radioactivo pudo ser accidental, en la primera mitad del siglo pasado tuvieron auge los vinos medicinales, los cuales prometían toda suerte de portentos a la salud y algunos de ellos contenían sustancias radioactivas. Por ejemplo, en México se comercializaba el Vino Uranado Pesqui, que contenía nitrato de uranio y bromuro de litio, el primero radioactivo y el segundo se usa como sedante.


Caso complicado.

Había elementos a favor y en contra del envenenamiento intencional con una sustancia radioactiva. El caso se complicó cuando trascendió que el hermano de Alfonso Tessada, Enrique, murió en circunstancias "misteriosas", a decir de su sobrina Isabel, con los mismos síntomas. Algún reportero obtuvo parte de un informe, membretado por el instituto de Física de la UNAM en cual se señalaba que mediante el Pabellón de van de Graff se encontró que "Las vísceras contienen substancias radioactivas desconocidas de nitrato de uranio, aproximadamente". Ante el ministerio público, en presencia del juez Martínez Rojas y con la defensa de su abogado, Juan Ignacio del Alba, la viuda declaró que durante su viaje a México Alfonso tomaba pastillas para dormir y un tónico recetado por el médico. Al sentirse mal lo internó en el hospital Concepción Béistegui y regresó a Tampico en busca de dinero para pagar los gastos hospitalarios. Cuando estuvo de nuevo en la capital ya había fallecido, por fallo hepático según le informaron los médicos. Declaró la viuda que de haberlo querido matar hubiera bastado retirarle su tratamiento de insulina, pues era diabético; además, no había una cuantiosa herencia más allá de una casa modesta y cincuenta y dos mil pesos. A partir de este punto la información sobre el juicio escasea. Se sabe que, en mayo, hubo una manifestación en la cual se defendía la inocencia de Lucinda. Finalmente, el rastro se pierde hasta 1980 cuando Lucinda muere, al parecer en libertad y en compañía de su familia.


Y esto es todo lo que sé, no hay más información porque creo que nadie ha revisado el caso actualmente. Pero quedan preguntas interesantes. Por supuesto, se trató de un drama personal ¿Fue Lucinda una homicida o víctima de intrigas familiares? Y también hay preguntas interesantes sobre la capacidad del Estado en ese momento para abordar un caso como este de manera científica o si a partir del caso de establecieron protocolos o regulaciones sobre sustancias radiactivas en casos judiciales.
Y así es como hace unos años se me fueron algunos días en el ocio casi provechoso en la hemeroteca nacional, hurgando periódicos viejos. Gracias al personal de la misma que me instruyó en el uso de las máquinas de microfilm y me proporcionaron el material que necesitaba. Ahí luego veo que mas hay sobre este caso. Es cosa de ubicar los expedientes del caso.
Estoy seguro que es la primera vez que leen sobre este caso. Busque información actual y no hay, no existe.
Compartan.

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